Hay épocas en tu vida que sientes como que vas flotando, que pasan los días y ni sientes ni padeces, simplemente te dedicas a cerrar puertas, asegurar candados, enterrar en cajitas los recuerdos no gratos y seguir para adelante.
A eso lo llamo yo ponerse el disfraz de "me la resbala todo" y normalmente funciona hasta que las cajitas se llenan y se desbordan.
En ese momento sabes que es hora de hacer limpieza pero cuando esos recuerdos salen a relucir pueden convertirse en verdaderos verdugos.
Ahí es una consciente de la realidad, sobre todo cuando se estampa con ella de lleno.
Es cierto que no somos perfectos que erramos día a día que los fracasos y los errores son nuestros maestros pero cuando fallamos a alguien y más aún ese alguien es importante en nuestras vidas, el dolor se convierte en el peor de tus pesadillas.
Pero como humana que soy caigo y tropiezo siempre en la misma piedra aunque esta vez me pregunto que tan malo hago si solo he disfrutado del momento, sin pensar en las consecuencias está claro, haciendo por una vez solo y exclusivamente lo que me apetecía y lo que necesitaba en cada momento.
Siempre me preocupo y me dedico a pensar en los demás y me olvido de mi misma.
Siento que las consecuencias de esa actitud siempre dañen o perjudiquen a alguien, es algo que he experimentado en mis propias carnes y por eso pido PERDÓN porque se que se siente, pero hago un balance de todo esto y me llevo un gran aprendizaje y algo que no olvidare.
Los secretos como muy bien su nombre indica son secretos, pensamientos o actuaciones que se quedan para uno mismo y el mejor lugar donde guardarlos es "La cajita de los recuerdos".
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